18 Octubre 2022

De la Vallecas de siempre al Madrid de los ricos

Publicado en Opinión

OPINIÓN | Pablo García-Rojo, politólogo vallecano

Pablo García-Rojo | Cartas de los Lectores
El Partido Popular ganó las últimas elecciones autonómicas de 2021 en Puente de Vallecas para sorpresa de propios y extraños. Por primera vez en la historia, el Partido Popular ganaba unas elecciones autonómicas en la “aldea gala” de la izquierda madrileña, y de la candidatura socialista en particular (23%). Ganó pues con un 27% de los votos (34% en Villa de Vallecas) y con una participación histórica del 67,34% (8 puntos por encima de la producida sólo dos años antes).




Desde la sede del PSOE en la vallecana calle de la Concordia se vio cómo la candidatura socialista de Ángel Gabilondo se dejaba por el camino 12,5 puntos en voto directo y se situaba por detrás de Más Madrid (24%). Parecido correlato se produjo en Villa de Vallecas y en el conjunto de la región de Madrid. Aun así, las formaciones progresistas fueron mayoritarias en Puente de Vallecas (61,5% de los votos sumando a Unidas Podemos).

¿Hasta qué punto han socavado las políticas del miedo y los mensajes catastrofistas de la derecha española la acendrada conciencia de clase de los variopintos estratos urbanos que habitan Vallecas? ¿Cómo ha sido posible esto en un distrito con un amplio sentido de pertenencia que, junto con Villa de Vallecas, atesora una marcada identidad de barrio, vinculada a las luchas contra el franquismo y la reivindicación vecinal? ¿Cómo es posible que esto suceda existiendo índices de desigualdad particularmente exagerados entre los distritos de la capital y las ciudades de la comunidad autónoma?, extrema en el caso de Vallecas. Analicemos la realidad que nos rodea y el clima político que imponen las instituciones madrileñas y profundicemos en este concepto de las políticas del miedo.

En Madrid se ha impuesto una renovada alianza política, económica, mediática y judicial que privilegia las aspiraciones fiscales de las rentas de los más ricos y pretende condenar a la invisibilidad a Vallecas o a cualquier otro escenario de desigualdad social.

Las políticas del miedo y del odio generan un acusado estado de ansiedad social, exclusión, invisibilización de las desigualdades, respuesta autoritaria e insolidaria a la resolución de problemas o contradicciones sociales, guerras entre pobres por recursos sociales y empleo para los más desfavorecidos palpable en nuestras calles, un clima al que no somos ajenos en Vallecas.

Estas políticas antipolíticas se han traducido desde hace décadas en la erosión de las políticas sociales (escandalosa la gestión de la atención a la dependencia), la degradación de los servicios públicos (con sanidad y educación a la cabeza), y en la desinversión de Ayuntamiento y Comunidad de Madrid. En Vallecas, han deteriorado nuestra estructura social y nuestros espacios públicos (ahí están el barrio de San Diego, Monte Igueldo, el Bulevar de Peña Gorbea o las olvidadas aceras de la Ronda del Sur del barrio de Entrevías - El Pozo).

La pervivencia del Scalextric de la M-30 (que no de Vallecas), y la actuación mendaz del Ayuntamiento de Madrid en este tema bien vale como metáfora del olvido y la discriminación institucionalizada desde las propias instituciones madrileñas. Vale también la insidiosamente postergada construcción de un acceso soterrado desde Villa de Vallecas al Hospital Infanta Leonor.

Proyecto de paso inferior para comunicar Villa de Vallecas con el Hospital Infanta Leonor. Los vecinos llevan más de 15 años reclamando esta obra. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)Proyecto de paso inferior para comunicar Villa de Vallecas con el Hospital Infanta Leonor. Los vecinos llevan más de 15 años reclamando esta obra. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)

No es la cuestión la dificultad técnica del proyecto la que se trae aquí, ni si quiera la del peligro de gentrificación del Casco Histórico de Puente de Vallecas (tema que daría para un excurso adicional) y los medios necesarios para impedirlo, sino el simple y legítimo derecho de los vallecanos y vallecanas de disfrutar de espacios públicos dignos y transitables, de una movilidad sostenible y de una ciudad policéntrica de periferias integradoras, una vez abonados los correspondientes impuestos y tasas municipales de rigor al igual que el resto de la ciudadanía madrileña y española, que se escamotea a la ciudadanía de Puente y Villa de Vallecas. No sólo el Scalextric está en discusión, lo está el momento presente y muchas de las esferas públicas y privadas en las que se desarrollan nuestras vidas.

La permanente aparición de Vallecas en las secciones de sucesos de los medios de comunicación, en un continuo repetitivo y en ocasiones sensacionalista de noticias vinculadas a hechos delictivos y dramáticos (¿no hay ninguna noticia positiva en Vallecas para reseñar?), sirve de cortina de humo al debate político de la desigualdad, y refuerza de paso las tesis del catastrofismo social conservador.

Valga un sonoro y empoderado ¡BASTA YA! No se puede transigir con esta situación de discriminación y desprecio hacia Vallecas, no podemos dar por bueno el actual estado de cosas. Hay que ponerse a trabajar, recuperar el espacio de la razón, de la discusión deliberativa en torno al bien común de la ciudad y de sus ciudadanos, recuperar el espacio de la política y el activismo social: recuperar la Vallecas de siempre, orgullosa de su memoria política y vecinal en la lucha antifranquista, en la llegada de la democracia, en favor de la dignidad de sus viviendas, calles, y plazas (admirable la síntesis de esta lucha en la novela gráfica de Rodolfo Serrano y Román-López Cabrera: "Vallecas. Los años del barro").

Después de los grandes procesos de transformaciones económicas y sociales globalizadoras del pasado siglo, de la crisis financiera del 2008, de la crisis sanitaria y económica impuesta por el covid, de la actual crisis inflacionaria y energética que nos ha traído la guerra en Ucrania, Vallecas, y el conjunto de la sociedad, se conforma como una realidad poliédrica, con múltiples caras, aristas, ángulos y perspectivas, también con variadas y lacerantes contradicciones. En cada una de ellas ha de poner oído y remedio la izquierda y, por supuesto, los y las socialistas.

(*) Pablo García-Rojo es politólogo y vallecano. Ha sido concejal en el Ayuntamiento de Madrid y diputado en la Comunidad de Madrid por el PSOE.

(*) En la imagen que abre esta información: el Scalextric de la M-30 separa a Vallecas de Madrid. (© Foto: L. HERRERA / Vallecasweb.com)