Redacción | Vallecasweb
Enrique de Castro, conocido como el “cura rojo” de Vallecas, ha fallecido a los 80 años tras una vida dedicada las personas en riesgo de exclusión. Lo hizo especialmente desde la Parroquia de San Carlos Borromeo, a la que llegó en 1981 tras alejarse de la jerarquía eclesiástica, de la que renegó.

Hijo de un aviador del ejército franquista, estudió en el elitista Colegio del Pilar donde compartió pupitre con lo más granado de la burguesía y la alta sociedad madrileña. Se licenció en Filosofía y Letras en las universidades de Comillas y Complutense de Madrid, y también en Teología por la Universidad de Comillas, en su sede de Madrid.

Enrique de Castro entendió desde muy joven el ejercicio del sacerdocio como militancia, llevándole a alejarse de los dictados de la jerarquía para alinearse con los más necesitados, aquellos a los que la Iglesia daba de lado.



Tras ordenarse cura en marzo de 1972 con el cardenal Vicente Enrique y Tarancón solicitó —por sugerencia de una monja— ejercer el sacerdocio en Vallecas, lo que dio un cambio radical en su vida. Aquí empezó a alinearse con los más vulnerables, las personas sin hogar, los enganchados a las drogas, los parados, los migrantes, los sindicalistas perseguidos y los militantes de izquierda en la clandestinidad.

Su militancia antifranquista le llevó a dar con sus huesos en los calabozos de la Dirección General de Seguridad (hoy edificio de presidencia de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol).

Fue entonces cuando De Castro empezó a integrarse en el movimiento de “curas obreros” con misas abiertas y participativas en el Alto del Arenal. Su popularidad creció de tal manera que fue considerado “peligroso” por la Brigada Político Social franquista. En 1975, con la lectura de la homilía del obispo Alberto Iniesta contra los últimos fusilamientos del franquismo, el ya conocido por entonces como “cura rojo de Vallecas” fue detenido y encarcelado en Carabanchel.

En 1981 se traslada definitivamente a la Parroquia de San Carlos Borromeo (Entrevías) donde fundó la Asamblea de Madres Contra la Droga, persiguiendo los puntos de venta de droga, denuncias que llegaron hasta el Congreso de los Diputados. También colaboró en la creación de la Coordinadora de Barrios, los Traperos de Emaús, la Fundación Raíces y la Escuela de la Marginación, entre otras.

Su participación en movimientos vecinales, semanas de lucha social y su apoyo a encierros de insumisos y okupas en lugares tan emblemáticos como la Catedral de la Almudena, hizo que la Conferencia Episcopal pusiera su mira en él. El 2006, el arzobispo Rouco Varela, por entonces presidente de la Conferencia Episcopal, decidió el cierre de la Parroquia de San Carlos Borromeo, que finalmente no se llevó a cabo aunque decidió “rebajarla” a la categoría de “centro pastoral”. En septiembre de 2004 presentó su libro “La fe y la estafa”, en el que arremete contra la Iglesia institucional a la que consideró alejada las creencias y necesidades de las personas humildes.

Siguiendo la estela de Enrique de Castro, el cura Javier Baeza mantiene vivo su legado en la Parroquia de San Carlos Borromeo, un camino emprendido años atrás por el recordado padre José María de Llanos.

(*) En la imagen que abre esta información: Enrique de Castro, cura de la Parroquia de San Carlos Borromeo. (© Foto: ENTREBORROMEOS)