Juan Jiménez Mancha | Vallecasweb
La parroquia vallecana de San Carlos Borromeo fue en la mañana del domingo 18 de noviembre de 2018 un hervidero de emociones: la presencia de siete familias, procedentes de varios países, que intentan conseguir asilo en Madrid y el testimonio de un joven que va a entrar en prisión por ayudar a intentar frenar un desahucio en Villa de Vallecas, provocaron una riada de incondicionales apoyos y de indignación.

La misa dominical en la parroquia de San Carlos Borromeo no se celebró el 18 de noviembre de 2018 en su espacio habitual dentro del templo. Y no fue por problemas con el edificio. No se pudo celebrar porque la víspera se alojaron en su interior, con colchones y ropa distribuidos entre el altar y los asientos, una treintena de personas que llevan días luchando por conseguir una situación de asilo en Madrid que les permita tener un lugar donde dormir. Proceden de San Salvador, Colombia, Venezuela y Georgia.

Como suele ocurrir últimamente, su caso va cambiando de manos entre las administraciones públicas. “Bienvenidos, esta es vuestra casa”, les dijo el párroco de la iglesia, Javier Baeza, al recibirles. En la parroquia, a donde llegaron de madrugada desde SAMUR Social tras un vergonzoso viaje por las calles de Madrid y en Metro —que parece increíble que tuviera lugar—, pudieron cenar, ducharse y comenzar a sentir un calor humano que necesitaban de manera desesperada. Dentro del grupo, destacaban la inocencia y vulnerabilidad de 11 niños y niñas menores de 13 años y de una joven embarazada. El párroco no tuvo la menor duda a la mañana siguiente: había que respetar que la iglesia se había convertido en el hogar de estas familias. Por eso la misa se ofreció en el pequeño parque de enfrente, pese al ruido de los coches y un mal tiempo que amenazaba lluvia. De templo, la propia naturaleza; y de bóveda, nada mejor que el cielo, afirmó Baeza. No llovió.

La misa tuvo a este grupo como grandes protagonistas, pero también al joven Jorge Jiménez, un vecino de Moratalaz en paro, perteneciente al colectivo Distrito 14, que en enero de 2016 acudió a un desahucio promovido por Bankia en la calle Congosto de Villa de Vallecas para intentar evitar que una mujer, madre soltera en paro, y sus dos hijos, de 3 años y de 18 meses, se quedasen sin hogar. Jorge, como el resto de personas solidarias que acudieron al desahucio, se marchó a casa como temía, sin haber logrado su propósito. Habían formado una pequeña cadena humana que poco tenía que hacer ante el enorme dispositivo policial desplegado.

Los acogidos no sólo recibieron un techo en San Carlos Borromeo, también contaron con la inestimable ayuda de los vecinos. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

Maletas en medio del parque con mensajes de crítica a la falta de sensibilidad de las instituciones hacia estas personas, entre las que se encuentran once niños y niñas menores de 13 años. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

Jorge, como todos, sabía que se trataba de una misión casi simbólica, imposible de detener. Para su sorpresa, días después fue arrestado acusado de haber pisado la mano de un policía nacional. Luego sería condenado a 7 meses de prisión y a indemnizar con 1.200 euros al agente que le denunció. No importó que en el juicio testificaran varios policías que dijeron no haber visto el pisotón. Era solo una palabra contra la otra, ¿no? Jorge, según contó en la misa, decidió no pagar ni un euro por una acción que tiene claro que no produjo.

Ese dinero lo podría recibir de sus padres y amigos, pero insiste en no pagar nada a quien considera “un mentiroso”. Al no abonar la indemnización, y pese a no tener antecedentes y ser condenado por menos de dos años, tendrá que ingresar en prisión. Su actitud es tan valiente como ejemplar. Representa eso que está en boca de tantos pero que muy pocos ejercitan de verdad: dignidad. Es la primera persona que irá a la cárcel al negarse a pagar la indemnización a un policía.

Dos episodios de gran actualidad llenaron la Borromeo y sus inmediaciones de sentimientos. No sabemos qué ocurrirá, ni con los peticionarios de asilo ni con Jorge Jiménez; pero seguro que la parroquia y Vallecas, tal y como expresaron los asistentes a la misa, no escatimarán esfuerzos en apoyarles y animarlos en sus humanas causas.

(*) En la imagen que abre esta información, San Carlos Borromeo se autodesahució simbólicamente y tuvo que dar la misa en la calle al tener la parroquia ocupada por las personas a quienes dio acogida. (© Foto: JJMANCHA / Vallecasweb.com)

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