Eduardo Cornago | Vallecasweb
Ana Blanco es una de las jugadoras más prometedoras de la cantera rayista. Pese a tener tan solo 21 años de edad, no se sorprendan si les confieso que es una auténtica 'veterana'. Sí, como lo oyen: lleva más de 14 temporadas cumpliendo la honrosa labor de portar la franja roja con valentía, coraje y nobleza, tal y como lo exige el histórico himno de la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano. Ahora, además de futbolista, también es entrenadora de las niñas más pequeñas. Siéntense y lean tranquilos, porque un vendaval de Rayismo pasará por delante de sus ojos a toda velocidad…

Ana Blanco, 'Anita', es de las pocas jugadoras del Rayo Femenino que ha ido escalando todas las categorías hasta llegar a entrenar con el primer equipo. Humildemente les digo que ese es el lugar donde merece estar en un futuro cercano.

Natural de Vallecas, ‘Anita’ siempre se ha criado en el barrio obrero, más concretamente en calle Sierra Bermeja; muy cerca del Estadio de Vallecas. Como no se conforma con escuchar los goles desde su habitación, siempre opta por acudir al campo con su familia y amigos. Si ven a alguien entonar la '¡Vida Pirata!' como si no hubiese un mañana, seguramente sea ella…



— ¿Por qué eres tan rayista?
— Mi madre y mis abuelos son de Vallecas, por lo que era complicado que no saliese del Rayo. Siempre me han inculcado esos valores y eso es lo que intento trasmitir a las niñas que entreno. Siempre me acuerdo cuando se descendió contra el Levante que la gente seguía cantando “¡No me importa nada, que nunca ganes nada!”. Esas cosas solamente las vives aquí y en esos momentos queda demostrado que el Rayo es mucho más que un equipo de fútbol.

— Llevas 14 años en el Rayo. A tu edad pocas jugadoras pueden presumir de esa hazaña.
— Es un privilegio. Aunque era muy pequeña lo recuerdo como si hubiese sido ayer, mis padres me sentaron en el sofá y me dijeron que me habían apuntado para jugar en el Rayo. En ese momento me levanté y les di un abrazo porque no me lo creía. Justamente, llego al club el primer año que inauguran la Ciudad Deportiva. Al principio cuando regateaba a algún niño me tiraban de la coleta, porque no se lo creían, pero eso hacía que fuese creciendo tanto en lo deportivo como en lo personal. Vallecas y Rayismo siempre van vinculados, son inseparables. El club refleja perfectamente los valores de este barrio.



Cuando sus padres le dijeron que la habían apuntado para jugar en el Rayo Vallecano, cumplió una de las ilusiones de su vida. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

— Tu infancia coincide con la mejor generación del Rayo Femenino. Menuda experiencia, ¿verdad?
— Era una auténtica pasada. Iba con mi padre a ver los partidos y me hacía mucha ilusión disfrutar la calidad de las mayores. La gente tiene que valorar mucho la historia del club. Arriba estaban Jenni, Sonia y Natalia… solo de recordarlo me emociono… Escuchar el himno de la Champions en Vallecas es algo histórico y eso fue gracias a las chicas. Además, se le gana al Arsenal, no se puede pedir nada más.

— A día de hoy eres la capitana del filial. ¿'Pesa' mucho portar ese brazalete?
— Posiblemente suene gracioso, pero nunca dejo que el brazalete del Rayo se caiga al suelo. Siempre lo guarda la delegada y hay muchas veces que lo tiran, sin mala intención, para cogerlo y pasármelo. Eso no me gusta porque para mí los símbolos tienen gran importancia. Ese brazalete lo representa todo para mí porque me han educado con esos valores.

— En el fútbol masculino el incentivo es el dinero. ¿En el femenino cuál es ese plus?
— El amor y la pasión son más importantes que lo económico. En este caso el Rayo tiene algo que te engancha. Por ejemplo, la metodología de Miguel [entrenador del primer equipo] es espectacular, todos los días se vacía, trabajan muchísimo y eso nos motiva aún más. Hay muchas jugadoras que han llegado hace poco y me dicen que no se quieren ir nunca de aquí. Natalia ha rechazado muchas ofertas por estar en su casa, que es ésta. Al fin y al cabo es lo que la hace feliz. Eso no se paga…



Cuando sus padres le dijeron que la habían apuntado para jugar en el Rayo Vallecano, cumplió una de las ilusiones de su vida. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

— ¿Cómo reaccionas cuando ves por primera vez a las niñas que entrenas con la camiseta del Rayo?
— Antes había estado con prebenjamines, este año ya son alevines. El primer día antes de conocerlas hablo con mi compañera Claudia Martínez y llegamos a la conclusión de que tenemos que decirlas algo que las marcara para que supiesen que este no es un club más. Deben tener en cuenta que están en un equipo especial y deben dejarse todo por el escudo. Las niñas vieron que entrenaba con el primer equipo y me hacían muchísimas preguntas. Muchas veces las hablo de Ali. Es un icono del rayismo y la admiro muchísimo, cuando la gente habla de ella me siento muy orgullosa por haberla conocido.

— Estudias psicología, ¿crees que vendría bien en el mundo deportivo más psicólogos?
— Es fundamental. Hay momentos complicados en los que los jugadores deben tener a alguien todos los días para poder sincerarse. La vida del futbolista es más dura de lo que parece, sobre todo para la gente que viene de fuera y están solos aquí. En nuestro caso tenemos a Laura Torvisco que es coordinadora, pero está para todo. Es positivo que sea una mujer la que lleve esos asuntos porque ya sabe la idiosincrasia del club y nosotras lo notamos mucho.



Durante toda la entrevista, Ana nos confesó que no permite que el brazalete de capitana con el escudo del Rayo se caiga al suelo, porque los símbolos tienen para ella una gran importancia. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

— ¿Te imaginas debutando con el primer equipo?
— Buff… [emocionada]. Hay muchas veces que pienso en ese momento, pero hablándolo con mi familia y con mis amigos creo que es mejor tenerlo como un sueño. La vez que fui convocada con el primer equipo no pude debutar, pero fue uno de los días más felices de mi vida porque cuando entré al club siempre te fijabas en las mayores. Cuando iba ascendiendo de categoría parecía que estar en el primer equipo estaba más cerca, pero luego estás en el filial y el escalón es bestial. Tienen buenísimas jugadores de las que aprendo mucho. Evidentemente, voy a dejarme todo para que ese sueño sea realidad. También soy consciente de lo difícil que es vivir del fútbol, puede que llegue un momento en el que tendré que elegir entre un trabajo o seguir en este maravilloso deporte por amor hacia todo lo que le rodea.

— Una última pregunta, ¿cómo es tener a Laura Torvisco como coordinadora?
— Laura es mucho más que la coordinadora del Rayo Femenino. Ejerce un cargo indescriptible, todos los días está pendiente de nosotras. Está muy presente cuando las cosas no salen como una quiere y eso nos refuerza mucho. Al estudiar psicología me doy cuenta de que la función de Laura es vital para cualquier jugadora.

(*) En la imagen que abre esta información, Ana Blanco, capitana del Rayo Vallecano Femenino B. (© Foto: A. LUQUERO / Vallecasweb.com)

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